Nacer es un hecho; morir, también. Entre ambos se
producen innumerables e incuestionables hechos. En medio de ellos,
desarrollamos nuestra libertad. Erich Fromm decía que la libertad “proporciona
independencia y racionalidad al hombre, pero también lo ha aislado” de la
realidad que lo circunda. Si no distinguimos los hechos -pertinaces, tozudos,
incuestionables- de nuestros actos –libres, volitivos, circunstanciales-
estaremos confundiendo la realidad. Y ya se sabe, el que no distingue,
confunde.
Por tanto, la vida
–ese espacio entre el nacimiento y la muerte- es el lugar idóneo para nuestro
crecimiento personal, para la toma de decisiones, para el desarrollo de la
libertad. Como el propio Fromm decía "Naces sólo y mueres sólo, y en el
paréntesis la soledad es tan grande que necesitas compartir la vida para
olvidarlo."
En eso estamos………
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